miércoles, 8 de febrero de 2012

4. CADA DÍA QUE PASA SE HACE MÁS FUERTE MI AMOR



Tenía miedo de que ese momento terminara allí, en aquella playa desierta a esas horas, con ese frío corporal, calor interno, él, yo; la respiración rápida, pulsaciones a mil. Hay veces en las que tienes que elegir: todo o nada. Yo opté por el todo. Le devolví el beso, el beso que se aparecía cada noche en esos sueños que nunca piensas que podrían ocurrir, pero que, casualmente, a veces ocurre, y que, cuando ocurre, puede pasar que el sueño se convierta en pesadilla en ese mismo instante porque esa relación no puede ser.
      -El sueño que pensaba que nunca ocurriría ha llegado contigo, gracias por aparecer en mi vida cuando más lo necesitaba-. ¿Me estaba leyendo la mente? Dicho esto Pablo me abrazó.
Sentí que aquél abrazo no era uno de esos que les daba a las seguidoras, era un abrazo cariñoso, amoroso, un abrazo cálido que transmitía toda su energía en cada respiración, en cada latido de su corazón. De su corazón o del mío porque ahora esos dos corazones se habían unido para formar uno sólo. Me dio la sensación de que Pablo estaba llorando, pero no le dí importancia en aquél momento porque quería transmitirle a aquél malagueño que me había robado el corazón todo mi amor.
      Quería saber qué quería decir Pablo con aquello de: ‘’El sueño ha llegado contigo’’, pero no quería preguntar, no quería estropear aquél momento de amor que estaba viviendo.
            Pablo se separó un poco de mí, secándose las lágrimas, y no pude evitar emocionarme.
            -Perdón, es que cuando te veo llo…-Pablo me interrumpió con una sonrisa seguida de un beso.
            Después de aquél tercer beso con el que el tembleque continuaba, todavía no me creía lo que me había pasado… Había pasado de estar locamente enamorada de él a distancia a estarlo a dos centímetros de separación entre nuestros cuerpos.
            Hubo un momento en el que sentí amor carnal, un momento en el que haría cualquier cosa por sentir su cuerpo contra el mío. Pero esas ganas locas que me recordaron a la canción ‘’caramelo’’, se intercambiaron por amor del bueno. Ese amor en el que dices que él es Tu todo, en el que dices que lo darías todo por él, en el momento en el que decides que no quieres que esos besos se acaben nunca o esos abrazos cesen. Únicamente porque te das cuenta que quieres saberlo TODO sobre la otra persona.
            Necesitaba saber qué había exactamente entre nosotros. Necesitaba saber si daría por mí la vida, igual que en mis sueños…
            Pablo estaba sentado en la arena mirando hacia la Isla Santa Clara. Me senté a su lado.
            -Nunca me había fijado en lo inmenso que es el mar… Me pregunto cuántas cosas habrá en esos millones de kilómetros que nosotros no sabemos ni que existen…-Lo notaba reflexivo y eso no es que me gustara mucho.
            -Pablo. ¿Te puedo hacer una pregunta?
Me miró con una gran sonrisa.
            -Claro que sí, princesa. Dime.
            -Nosotros…¿Qué somos?
Pablo se quedó callado…
            -Será mejor que nos vayamos, tengo una prueba de sonido.
No, eso no por favor. Pablo no había sentido nada con aquél beso o no lo quería sentir. En ese momento me quería morir.

            No dijimos nada más. Sin yo darme cuenta me apuntó su número en mi móvil, cuando se lo dejé para que mirase la hora.
            -Mañana te llamo princesa.
Entró a su hotel. No podía más. ¿Qué había hecho mal? Lo hice lo mejor que pude pero no.
            Los días pasaron y seguía sin tener noticias suyas. El concierto privado que daba esa noche se había suspendido y no sabía el por qué. Ya no se conectaba al twitter. ¿Qué había pasado?
            Los días seguían pasando y yo no podía ni con mi alma. Cada vez tenía más ganas de abandonar el camino. Había herido a Pablo, y era lo que menos deseaba en mi vida. ¿Por qué? Era lo único que tenía en la cabeza.
            Cada día iba a correr a la playa, a AQUELLA playa en la que pasó todo. Lo bueno y… lo malo…
            Alba estaba preocupada por mí, lo sabía, pero ella no sabía nada de lo que ocurrió aquél día en la playa.
            Habían pasado 10 días ya y seguía sin saber nada de él. Nevaba y nevaba y yo no era capaz de salir a divertirme. Un día, estaba desayunando cuando mi móvil sonó. Me habían mandado un mensaje de whatsapp. ‘’Será Alba..’’ pensé para mí.

            ‘’Princesa, lo siento, de verdad. Te espero en nuestra arena blanca a las 12.30. Por favor, perdóname…Te quiero.’’

¿Era suyo? ¿Cómo sabía mi número? ¿Por qué todo este misterio? No entendía nada. La cosa es que me preparé para salir. Me alisé el pelo, me pinté un poco los ojos y me puse las gafas de sol porque, aunque no fuera un día soleado, algún rayo se escapaba. Pero, más que nada me puse las gafas para que no se notaran mis ojeras.
Tenía ganas de andar, por lo que me cojí el longboard para dar una vuelta hasta llegar hasta allí. Eran las 11 así que decidí ir en long hasta allí.
            Llegué allí a las 12, y allí estaba él, sentado en un banco, con su camisa de cuadros y su abrigo, tan guapo como siempre, viéndome llegar. Agaché la cabeza cuando alcancé el banco donde estaba él. Frené y cojí el long en la mano.
            -Vaya, no sabía que anduvieras en longboard…-me dijo él, algo tímido, avergonzado.
            -Hay muchas cosas de mí que no sabes- creo que la manera en que se lo dije fue algo brusca, ya que su media sonrisa desapareció-. Perdón.
            -¿Bajamos a la playa y nos sentamos a hablar?- asentí.
            -Mira Olatz, sé que te habré hecho daño sin haber dado ninguna señal en todos estos días, pero necesitaba pensar, y, aunque no me creas, lo he pasado muy mal. Sentía la necesidad de estar contigo, de abrazarte, de sentirte cerca, de sentir tu calor, y cuando tú enciendes el mío interno. Necesitaba tus besos, los que me suben hasta el cielo. Sé que ahora mismo me merezco lo peor, porque no está bien lo que he hecho, he jugado con tus sentimientos. Me asusté. Hacía tanto tiempo que no conocía a alguien tan especial como tú que me asusté. Tenía miedo de no estar a la altura, de no poder darte lo mejor, de…-esta vez fui yo la que interrumpió.
            -¿No te das cuenta que ya me das lo mejor? Cada vez que respiras cerca de mí es lo mejor que me podía pasar nunca. Mira, no sé lo que tú sientes hacia mí, pero yo tengo muy claro lo que siento hacia ti. Al principio sólo era admiración, pero poco a poco, y sobre todo estos días en los que no sabía nada de ti, he dependido de ti y te he necesitado. Perdóname tú si algo hice mal, por favor. Sé que suena raro, porque no me conoces, pero eres uno más en mi vida, y si tú supieras cuánto pintas en ella…
            -Lo sé porque siento lo mismo por ti. Estoy enamorado y me he dado cuenta de que cada día que pasa se hace más fuerte mi amor. Te quiero, Olatz.
            No pude hacer otra cosa que llorar de alegría por aquellas palabras. Él me dio ese abrazo que tanto él como yo necesitábamos. Lo amaba, lo adoraba.

            Nos quedamos tumbados en la arena, abrazados, mirando aquél paisaje…

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