domingo, 25 de marzo de 2012

14. LA VOY A PROTEGER CON MI VIDA



         Mi teléfono empezó a sonar. Yo sabía que era Dani por lo que colgué. El teléfono de casa también sonó. Pablo estaba empezando a preocuparse porque yo no le decía quién era. Desconectamos todo y volvimos a lo nuestro, pero, de repente, llamaron a la puerta bruscamente, al timbre, golpeaban aquél trozo de madera. Tenía miedo de que Alba se despertara pero no lo hizo.
         -Pablo, voy a ir a abrir.
         -No, esto no es normal, iré yo, no puedo permitir que te pase nada.
         Se puso una camiseta y se dirigió a la entrada; yo hice lo mismo, pero, el que se acercó a la puerta para disponerse a abrir fue él. Miró por la mirilla pero no vio a nadie, por lo que quitó la llave de la cerradura y abrió.
         Un rostro blanco con mala cara y mal gesto estaba apoyado en el marco de la puerta. Un rostro con lágrimas aún en los ojos pero odio y desprecio dentro levantó la mirada.
         -¿Qué quieres?-la voz de Pablo era fría y directa, sabía quién era él.
         -Que salga Olatz-la voz de Dani también era seca. Yo estaba al otro lado de la esquina por lo que no me podía ver.
         -No, no voy a dejar que salga. Vete.
         -No me voy a ir hasta hablar con ella-Dani gritaba cada vez más.
         -Mira, chaval, no sé qué ha pasado entre vosotros ni sé si quiero saberlo, pero como no te vayas por las buenas, lo harás por las malas-Pablo empezó a ponerse tenso porque sabía que Dani era capaz de lo que fuera, así que estaba alerta en todo momento.
         -Tú no eres nadie para echarme de esta casa-Dani lo dijo con toda la chulería del mundo, como si aquella fuera su casa.
         -Soy el novio de la chica a la que estás buscando así que vete si no quieres que tome represarias, ¿está claro?
         Yo decidí dar la cara y afrontarlo por lo que salí.
         -Dani, vete, no quiero verte aquí, ¿Vale?-le dije yo, poniéndome detrás de Pablo.
         -Olatz, tenemos que hablar de lo que ha pasado y lo sabes.
         Lo último que quería en ese momento era que Pablo se enterase de lo que estaba pasando y de lo que había pasado.
         -¡No quiero verte más! ¿No te das cuenta de que formas parte del pasado? ¡Déjame en paz de una vez! Lo único que estás consiguiendo es fastidiarme la vida.
         -¿Y tú no te das cuenta de que el que te está fastidiando la vida es otra persona que sobra? ¡No te enteras!
         Dicho eso Dani se fue. Pablo cerró la puerta, me miró y vio que estaba temblando, por lo que, sin preguntar ni consultar nada, me protegió entre sus brazos. Me sentía segura entre sus brazos. Pese a que entre nosotros no hubiera mucha diferencia de altura, aunque algo me sacaba, me gustaba que alguien más alto que yo me abrazase, me sentía más protegida aún. Pablo no sabía lo que había pasado entre Dani y yo, pero, aun así, seguía dándome su apoyo en cada momento, transmitiéndome su calor.
         -Olatz, tranquila, no te asustes, ya ha pasado todo. Te dije que, mientras estuviéramos juntos, no te pasaría nada y mantengo esa promesa, ¿vale? Vamos a la cama, anda.
         Yo le dí un susurrado Gracias y un leve beso mientras íbamos hacia la habitación. Fui al baño a mojarme un poco la cara y luego fue Pablo. Yo me metí en la cama y enseguida vino él.
         -Pablo, por favor, ¿podemos dormir abrazados? Te necesito…-no sé ni por qué dije aquello, pero sentía la necesidad de estar lo más cerca posible de él.
         -Eso ni se pregunta, cariño. Descansa, y si te pasa lo que sea a cualquier hora, no dudes en despertarme, ¿vale?
         -Tranquilo. Que sepas que eres uno de los pilares que sujeta mi vida… Te quiero-lo besé y enseguida él me abrazó.
         -Hoy no hay nada que hacer, quedémonos aquí, contándonos secretos…Diciéndonos bajito que lo nuestro siempre se hará eterno…- después de aquél abrazo tan tierno y protector, él susurraba entre melodías aquella canción, y, entre susurros, me quedé dormida.
         Cuando me desperté a la mañana siguiente, Pablo no estaba en la cama. Alba tampoco estaba en la suya. Miré por toda la casa pero no ví a nadie.
         De pronto observé que, encima de la mesa de la sala, estaba el Iphone de Pablo. ‘’Si quieres saber todo lo que ha pasado entre tu querida Olatz y yo, ven al parque de al lado de su casa’’.
         En cuanto leí esas palabras mandadas a Pablo me dí cuenta de que tenía que haber hecho algo, tenía que haber supuesto que Dani no iba a dejar las cosas así, no se detendría hasta salirse con la suya. Me vestí rápidamente y salí corriendo hacia el parque.
         Cuando llegué vi a Pablo de espaldas, con los brazos tensos, respirando fuerte; y a Dani de frente, apoyado en un columpio, con una sonrisa malvada en la boca. Seguí corriendo hasta llegar allí.
         Cuando llegué al lugar, estaba sin aliento, pero, como pude, dije:
         -¡Déjame en paz ya, Dani!-lo dije gritando.
         En cuanto oyó mi voz, Pablo se giró y me miró con cara de preocupación.
         -¿Qué pasa, Olatz? ¿Ahora vas a negar delante de tu novio que sientes algo por mí?-aquella sonrisa asquerosa que tenía dibujada en la cara me daba asco.
         Pablo estaba muy nervioso, yo lo notaba en su mirada.
         -¡CÁLLATE, CHAVAL!-Pablo le dijo eso gritando, lo miró de arriba abajo, se acercó a él y lo agarró de la camiseta-. Como vuelvas a molestar a Olatz, te vas a ver las caras conmigo, ¿te enteras? Afronta de una maldita vez que no te quiere.
         -¡PABLO!-yo no quería que se metiera en ningún asunto por mí.
         Dani le plantó cara y enseguida fue a pegarle, pero yo me metí de por medio para separarlos. Pablo se aguantó las ganas de pegarle un puñetazo por mí, aunque tenía el puño a la altura de la cadera, preparado por si pasaba lo que fuera. Pero, para mi desgracia, Dani no se aguantó las ganas y fue a pegarle un tortazo, con tan mala suerte de que me pegó a mí primero.
         En ese momento Pablo vio que yo estaba con una lágrima en el rabillo del ojo, ya fuera por el dolor de aquella herida o por la decepción de que se atreviera a aquello. Al ver eso, puso cara de cabreado, se quitó la cazadora de golpe y le dio un puñetazo a Dani en la cara.
         -¡TE HE DICHO QUE COMO LE HAGAS ALGO TE PARTO LA BOCA! ¡DÉJALA EN PAZ!
         Aparté a Pablo de golpe, después de que Dani le pegara otro a él en el labio también, y, mientras nos alejábamos y Dani estaba asustado y doliéndose por el golpe, Pablo le dijo nervioso y descontrolado:
         -Como se te ocurra acercarte a ella aunque sea a un kilómetro, te juro que las vas a pagar. La voy a proteger con mi vida, ¿te queda claro?
         Yo estaba asustadísima, a parte del dolor, no podía soportar encima el pensamiento de lo que acababa de vivir.
         -No tenías que haberlo hecho, Pablo. Te has metido en un lío por mi culpa. Esto es asunto mío y yo lo arreglaré como sea-le dije mientras le desinfectaba la herida del labio con cuidado.
         Él me apartó la mano.
         -Mira, Olatz, si supieras todo lo que me ha dicho sobre ti, lo matarías con tus propias manos. Yo prometí que no te pasaría nada mientras estuvieses a mi lado, y lo voy a dar todo por ti, aunque me vaya la vida en ello, así que, tus problemas de aquí en adelante también serán los míos, y lo que te pase a ti y no puedas combatir tú sola, lo haré yo. No voy a dejar por nada del mundo que ese cretino te vuelva a poner la mano encima.
         -Pablo, te lo tengo que contar… Ayer a la noche, me mandó un mensaje para que fuera al parque a hablar con él -tenía miedo de perderlo pero tenía la necesidad de contárselo-, yo fui y me dijo que sentía algo muy fuerte hacia mí, y que no me convenía seguir contigo, que me harías daño, y…me besó… Con ese beso sentí algo, pero, aunque sintiera eso, sé que te amo y eres el hombre de mi vida.
         En el momento en el que le dije a Pablo lo del beso, una lágrima le recorrió la cara. Lo había hecho sufrir, aunque hubiera sido sin querer.
         -Perdóname, soy lo peor, no me merezco a alguien como tú.-me puse a llorar como una loca. Me sentía horriblemente mal, como un ser despreciable.
         -No hay nada que perdonar. Yo también he hecho cosas en este tiempo de las que me arrepiento. Y no vuelvas a repetir que eres lo peor porque, aunque hayas hecho lo que has hecho, sigues siendo lo mejor para mí.
         Me aferré a él. Necesitaba que me confirmara sus palabras con un abrazo como los suyos. Los dos lo necesitábamos. Creo que él más que yo, por lo que pude comprobar en sus ojos. Creo que nunca lo había visto así, pero una vez más, conseguimos seguir adelante juntos.
Amor 1-0 Destino.

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