jueves, 15 de marzo de 2012

12. VIENE A QUE TE QUIERO


         
Y otra vez nos encontrábamos en aquella playa en la que comenzó toda la mágia. Tantos momentos vividos en aquella arena húmeda… Momentos de sinceridad, amor, cariño, decepción… Millones de sentimientos unidos.
         Hacía algo de frío por lo que le dije a Pablo si quería ir a mi casa, ya que estaríamos más a gusto y a Alba le alegraría ver a Pablo. Y así fue. En cuanto entramos por la puerta a Alba se le dibujó una sonrisa y dijo:
         -Sabía que vosotros no podíais estar separados.
         Decidimos pasar el día en casa ya que fuera no hacía día de paseo. Volver a sentir el calor de Pablo me hacía pensar mucho…Pensar en que había estado a punto de perder esa calidez, ese olor a caramelo.
         Estando en el salón, Alba se fue a su habitación a coger su móvil. Pero cuando volvió tenía mala cara pero no me contó nada.
         -Parejita, yo me voy a dar una vuelta, así os dejo solos…-dijo Alba, mientras estábamos viendo la televisión en el sofá.
         -No digas tonterías, Alba.- le dijo Pablo sonriente.
         -No, en serio, quiero airearme un poco, tengo demasiadas cosas en la cabeza…
         Estaba muy rara así que le hice una señal a Pablo y me fui a hablar con ella.
         -¿Qué te pasa? Estás rara…-le dije yo mientras estábamos en su habitación.
         -No me pasa nada, en serio, estoy bien.- yo sabía que eso era mentira porque, si lo hubiera estado, hubiera esbozado una de esas sonrisas preciosas.
         Yo la abracé. No sé si en forma de agradecimiento, de consuelo o de apoyo, pero la abracé y ella no me negó ese abrazo.
         -Sabes que estoy aquí para lo que necesites, ¿eh?-le dije yo.
         -Lo mismo te digo, pero tú tranquila que estoy bien. Disfruta de la compañía de Pablo. A la noche vuelvo.
         Se preparó y se fue, de modo que nos quedamos Pablo y yo, tumbados en el sofá, viendo la tele. Él notó que estaba preocupada, de modo que me miró a la cara y, acariciándome el pelo, me dijo:     
         -¿Qué te pasa? Te noto preocupada. ¿Ha pasado algo con Alba?
         -No lo sé…La noto diferente, como si estuviese rayada por algo, pero no me ha querido decir nada… ¿Habré hecho algo mal?
         -Qué dices. Tranquila, seguramente será alguna chorrada, sino te lo hubiera contado.
         Abracé a Pablo con fuerza y, no sé por qué, pero una lágrima recorrió mi cara y aterrizó en el brazo de Pablo, ya que lo tenía al lado de mi cabeza.
         -¿Qué te pasa, cariño?- fue casi un susurro, como si no quisiera molestar a nadie.
         -No lo sé…Me preocupa Alba y… te he echado de menos…-cada vez tenía más ganas de llorar-. Cada momento que pasaba pensaba que no volvería a verte.
         -Cielo, hicimos una promesa y la tenemos que cumplir, ¿vale?-su voz me calmaba, era como si fuera un tranquilizante, me volvía a sentir segura entre sus brazos-. Estoy aquí, a tu lado, y no te pasará nada mientras estés conmigo, ¿me oyes?
         -Gracias, Pablo- lo abracé con más fuerza todavía.
         -No tienes que agradecerme nada, cielo. Te quiero mucho y por ti daría hasta la vida.
         Entre aquellas palabras y los abrazos de Pablo me quedé dormida. Estaba como en un sueño, como si estuviese en una nube. Pero lo peor estaba por llegar… Otra vez volvían esas pesadillas a mi mente, no sé por qué pero otra vez. Me desperté gritando y llorando. Pablo se asustó.
         -PABLO, PABLO, NO, NO, POR FAVOR- era lo único que decía yo, llorando.
         -Olatz, tranquila, estoy aquí, solo es una pesadilla, tranquila pequeña, estás conmigo…-después de pronunciar esas palabras Pablo me abrazó fuertemente, mientras cojía una manta y nos tapaba a los dos. Me cojió de la mano fuertemente mientras me iba repitiendo esas palabras…
         Cuando me desperté ya era la hora de cenar pero Pablo no estaba. Tal y como supuse, estaba preparando la cena. Alba llegó en ese momento y seguía teniendo mala cara. Cuando le pregunté con quién había estado, no me respondió. Me extrañó mucho y me quedé mosqueada porque no era normal todo aquél misterio. Durante la cena no hubo muchos comentarios, y, en cuanto terminamos, Alba se fue a dormir. Pablo enseguida me miró y me preguntó que qué había pasado. Pero yo le dije que no sabía nada, porque, era verdad, no sabía nada y eso no me gustaba.
         Pablo y yo nos fuimos a la cama prontito, los dos estábamos muy cansados y pensamos que sería mejor así ya que podríamos aprovechar el día siguiente para estar juntos. Él se durmió enseguida pero yo no podía dormir así que decidí irme a la terraza a pesar del viento fresco de mi tierra que hacía. Cojí mi blackberry y me di cuenta de que tenía un mensaje de Dani. ¿Qué querría? El mensaje decía así:
         ‘’Olatz, te espero a las 23.00h en el parque de al lado de tu casa. Por favor, no me falles, es importante’’.
         Ese mensaje me dejó un tanto descolocada…¿Qué querría a esas horas? Le respondí: ‘’¿A estas horas? ¿Qué pasa?’’.
         Enseguida tuve respuesta suya: ‘’¿No te ha dicho nada Alba? Ven por favor, ya estoy ahí’’.
         ¿Alba? ¿Qué tenía que ver con todo esto? Me puse lo primero que pillé, cojí las llaves y la BlackBerry y salí hacia el parque con miles de preguntas en mi mente. Cuando llegué allí, Dani estaba sentado en un columpio, con gesto serio.
         -¿Qué pasa? Me has preocupado-le dije en cuanto llegué, mientras me sentaba en el columpio de al lado.
         -Por favor, déjame hablar. Esto es algo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo. Alba me ha dicho que no lo hiciese pero lo necesito…-cada vez estaba más extrañada-. Desde el momento en el que te conocí vi que eres diferente… Tienes un encanto que te hace especial. Sé que has vuelto con Pablo, y me alegro mucho por ti, pero tenía que decirte  todo lo que siento hacia ti, porque no puedo guardarme esto más tiempo. Durante todo este tiempo hemos estado juntos, afrontando los malos momentos juntos y disfrutando de los buenos. Y… No puedo soportar estar contigo, pensando que podríamos haber sido más que amigos, más que confidentes… No puedo seguir así, por lo que tengo que hacer algo ya…
         Pero, pero, ¿¡Qué hacía?! No, no, por favor, ¿ME IBA A BESAR?. Y lo hizo… Yo me quedé boquiabierta pero el primer impulso fue darle un bofetón. Había estado detrás de él mucho tiempo y ahora que estaba empezando a ser feliz con Pablo ¿me lo quería arrebatar?
         -Dani, no sé lo que te pasa pero tienes que tener en cuenta que estoy con Pablo.
         -Te va a hacer daño, los dos sabéis que vuestra relación no va a ninguna parte.
         -Pero, ¿A qué coño viene todo esto?
         -¡VIENE A QUE TE QUIERO!

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