Aquellas
palabras fueron como un hachazo justo en el corazón, como si me lo hubieran
lanzado y me hubiera dado justo en medio. Había estado loca por Dani durante
mucho tiempo y ahora me había besado, justo cuando estoy con Pablo, cuando
quiero ser feliz junto a él, aun sabiendo que hay probabilidades de que esto no
salga bien. Claro que todas las relaciones tienen problemas, pero nosotros,
juntos, los teníamos que superar; podíamos con eso y con todo. Con todos esos
pensamientos en tan solo unos segundos, me di cuenta de que ese beso me hizo
sentir algo diferente. No me lo esperaba para nada, pero algo se despertó
dentro de mí. Sabía que no podía hacer nada porque yo AMABA a Pablo pero… Aquél
beso…
Con
lágrimas en los ojos, me até la chaqueta, me levanté y comencé a andar hacia mi
casa. Dani me miró extrañado y dolido pero al final me dijo algo:
-No
niegues que sientes algo, Olatz. No seas cobarde una vez más.
¿¡CÓMO!?
Estaba alucinada.
-Mira,
Dani, no sabes lo que estás diciendo, ¿vale?-le dije yo medio llorando.
-Sí,
sí sé lo que estoy diciendo porque es verdad. Siempre intentas huir del
problema, como si así desapareciera. Pero, ¿Sabes qué? Si para ti soy un
problema no huyas, porque no voy a desaparecer. Voy a seguir detrás de ti hasta
que te des cuenta de que tu relación con Pablo no va a funcionar, darte cuenta
de que estarías mejor si estuvieras entre mis brazos.
Necesitaba
decir algo en ese momento, no me podía quedar así; Sabía que la cosa empeoraría
si decía algo pero nadie me llama cobarde y se va de rositas. Así que me acerqué
a él unos pasos y me dispuse a soltar toda la rabia que tenía dentro en ese
momento:
-Mira,
Dani. Todo el tiempo en el que hemos estado juntos, disfrutando de cada
momento, he estado loca por ti, y tú lo sabías, pero intentabas huir del asunto
por miedo al compromiso, y ahora, quiero ser feliz junto a Pablo, porque sí,
porque lo quiero demasiado como para perderlo porque ya sabes lo mal que lo pasé
cuando se fue y pensé que no volvería a verlo. Y, ¿sabes qué? Claro que
tendremos nuestros problemas y claro que a lo mejor esta relación es más
complicada que las demás por el tema de la distancia, pero hicimos una promesa
y la tenemos que cumplir porque lo necesito a mi lado. Y por muchas personas
como tú que haya por nuestro camino, quiero seguir a su lado, así que no hagas
esto más difícil.
Sabía
que estaba hiriendo sus sentimientos, porque yo también estaba igual, pero
necesitaba soltarle todo para que pudiera distanciarme un poco de él.
Cuando
llegué a casa estaba horriblemente mal, me sentía como un monstruo que acaba de
robarle el corazón a alguien. No tenía ganas de dormir, no podía, así que cojí
mi BlackBerry y ví que tenía abierta una conversación de BBM-BlackBerry
Messenger-. Una conversación con cinco chicas que me hacen sonreír en tan solo
unos segundos. Me puse a hablar con ellas y notaron que estaba rara así que me
preguntaron. Les dije que no pasaba nada, que estaba bien, que solo estaba
cansada, y de pronto me dí cuenta de que las necesitaba a mi lado por cada una
de las sonrisas que me han sacado a lo largo del tiempo. Nos conocimos gracias
a Pablo, así que necesitaba hacer un juramento de ellas para asegurarme que
nunca se irían de mi lado, nunca se alejarían.
Yo: Chicas, ¿Qué os
parece si hacemos un juramento?
Vero: ¿De Sal y limón?
Elizabeth: Eso eso, un
juramento que sea solo nuestro.
Mari: Ayy, yo quieroo.
Fanny: Ay, dilo ya!
Yo: Se me ha ocurrido que
podemos hacer un… #JuramentoDeUvaYMelón. ¿Qué os parece?
Todas: ¡Ay qué guay!
Seguí
hablando con ellas durante un rato, y me di cuenta de que Alba estaba en
aquella conversación pero no estaba conectada, por lo que tenía que acordarme
de contarle lo del juramento a la mañana siguiente. Alba…Ahora me cuadraba
todo: aquella tarde, cómo estaba de rara, lo callada que estaba… Pero, ¿por qué
no me contó nada? No sabía qué pensar, lo único que esperaba era que Pablo no
se enterase de aquél beso porque sino… Me quité las lentillas y decidí meterme
a la cama. Pablo estaba dormido, así que me tapé un poco y me abracé a él. Me
puse a llorar, otra vez, como una tonta. No podía creer todavía todo lo que había
a mi alrededor. De pronto, Pablo se despertó.
-Ey,
¿pero por qué lloras?-me dijo él, bastante espavilado.
-¿Te
he despertado? Perdón
-No,
tranquila, si estaba despierto-al decir estas palabras me di cuenta de que él
también estaría preocupado por algo. Se dio la vuelta y se incorporó un poco de
modo que yo me quedaba apoyada en su pecho. Me cojió de la mano y me dijo-:
Ahora cuéntame lo que te pasa cielo.
-No
lo sé… Estoy algo depre.
-Bueno
tú tranquila que ya se te pasará y sino lo superaremos juntos, ¿vale?
Aquellas
palabras me tranquilizaron, ‘’Lo superaremos juntos’’. Después de todo lo que
había vivido ese día, me había dado cuenta de que necesitaba unirme a Pablo. Lo
abracé fuertemente y él me besó. Yo le continué el beso, quería que aquello
sobrepasase el limíte de las caricias, quería algo más, y él lo sabía.
Se
puso algo más abajo, así que nuestras caras estaban a la par.
Entre
beso y beso, cuando paramos para respirar, pude comprobar el brillo de ojos con
el que me miraba. Aquellos ojos oscuros que brillaban por mí me volvían loca.
Me acerqué a él, ahora nuestros cuerpos
estaban juntos, rozándose la piel mútuamente. Nuestras respiraciones comenzaron
a ser más rápidas, el calor empezó a notarse en aquella cama, nuestras manos se
unieron, ahora respirábamos al unísono. Pablo se quitó la camiseta y me la quitó
a mí.
Con ese escalofrío que sentí cuando
empezó a besarme en el cuello mientras me acariciaba toda la piel; cuando sentía
su cuerpo contra el mío, su torso desnudo junto al mío, me di cuenta de que en
aquél momento estábamos a las puertas del paraíso donde solo él y yo existiríamos.
Pero, al parecer, alguien no quería que
aquellas puertas se abriesen, y, sin nosotros saberlo, el infierno lejano al
paraíso, estaba por dar sus pasos para acercarse a nosotros…
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