Se acercó a
ella con gesto alegre y ésta lo abrazó fuertemente, permaneciendo así unos
largos minutos, unos minutos que estaba sufriendo yo sola. Hablaban y hablaban,
sentados en el banco, justo en frente de mis morros, abrazándose cada dos
minutos.
Sabía que era mejor que entrara
adentro, ya que así el dolor cada vez era mayor. No sabía lo que estaba pasando
entre ellos dos, ni sabía tampoco de qué estaban hablando; pero la simple idea
de pensar que ahí había habido algo más que amistad, me robaba el alma instantáneamente.
De pronto vi que Pablo miró hacia mi
terraza, como para asegurarse de que no hubiera nadie. Antes de que me viera,
conseguí librarme del follón y esconderme, por lo que, él no se dio cuenta de
que yo estaba viéndolo todo. Los observaba desde una esquina y, de pronto, me
di cuenta de que Pablo le dio dos besos, y vino hacia mi casa, dejando que ella
se fuera por su camino. Me fui corriendo y me tumbé en el sofá, haciendo
parecer que había estado viendo la televisión en todo momento.
Pablo entró por la puerta.
-Uy, hola, ¿dónde estabas? Estaba
preocupada.
-Em.. Me he ido a dar una vuelta,
necesitaba estar solo-aquella excusa la habíamos utilizado todos, por lo menos
una vez en nuestra vida.
-¿Te pasa algo? Estás como preocupado. Sabes
que puedes contarme lo que sea que para eso estamos -yo intenté mostrarme como era
siempre, pero, como es comprensible, a veces me resultaba difícil pensar con la
cabeza fría, porque me estaba dando cuenta de que Pablo mentía más que hablaba.
-No, tranquila, estoy bien, es solo que
estoy algo cansado. ¿Nos vamos a dormir?
-Vale, vámonos. La verdad es que yo
tampoco estoy del todo bien. Ah, por cierto, mañana a la mañana tengo un examen
de alemán así que yo me iré bastante temprano hacia la capital. Tú quédate en
casa si quieres o vete a dar una vuelta, como prefieras.
-Me quedaré en casa y aprovecharé para
componer algo.
Nos metimos a la cama y enseguida nos
dormimos. La verdad es que no es que yo tuviera mucho sueño, pero prefería
dormir, ya que me esperaba un día duro por delante, sí por tener que madrugar
para repasar el examen y sí por motivos evidentes.
Me desperté a las 7 de la mañana más o
menos, estaba amaneciendo. Me puse las lentillas y, mientras se calentaba la
leche, me vestí. Estudié lo que me faltaba por estudiar del examen, cojí el
longboard y me dispuse a salir. En ese momento lo único que estaba a mi favor
era el tiempo, ya que había amanecido con un sol deslumbrante, ideal para irme
en longboard y desconectar un rato.
Llegué a la parada de autobuses y en el
cartel que anunciaba la llegada de autobuses ponía que el que tenía que coger
yo llegaría en 15 minutos.
A
lo lejos ví a una chica que se me hizo conocida. Sí, exacto, se me hizo
conocida por la noche anterior. En aquél momento no sabía si tenía
alucinaciones por el cansancio provocado por las pocas horas de sueño que había
experimentado, o de veras era verdad lo que creía que veía. Sí, era ella.
Ya que Pablo no tuvo la dignidad de
contarme nada, no tuvo narices de decirme a la cara todo lo sucedido, intenté
ser amiga de mis enemigos, por lo que me acerqué poco a poco a ella y simulé un
choque.
-Uy, perdona, ¡no sé dónde tengo la
cabeza!-le dije yo, con voz de despistada.
-Ay, tranquila, no pasa nada.
Vi que tenía en manos un libro de inglés,
así que, decidí ir por el camino facil e intentar acercarme a ella a base de
los idiomas.
-Vaya, veo que tú también eres de las
que estudian idiomas-le dije yo con voz cordial.
-Sí, ¿tú cuál estudias?-me preguntó
ella.
La verdad es que parecía maja la chica
pero, en aquél momento, no podía fijarme en su carácter, no después de lo
ocurrido con Pablo.
-Pues yo estudio alemán desde hace
bastantes meses. Y la verdad es que, aunque parezca difícil, tiene la misma
estructura que el euskera. Uy, perdona, es que cuando me enrollo… No quiero
aburrirte.
-No, no, si no me aburres. Vienen bien
estas conversaciones de vez en cuando; y más si es con gente tan amistosa.
El autobus vino y nos sentamos de
frente. Yo cojí los cascos y pensé que aquél tenía que ser el momento en el que
tendría la oportunidad de sacar algo. Me puse a escuchar música, mientras ella
me hablaba, y yo le hacía creer que no le escuchaba.
Cuando me di cuenta de que aquél era el
momento, decidí atacar.
-Ay, perdón, ¿me estabas hablando? Es
que estaba sumergida en la música y no me he dado cuenta.
-¿También te gusta la música? Vaya, sí
que tenemos cosas en común-ella tan “agradable”.
-Sí, bueno, escucho de todo pero hay un
cantante que me ha robado el corazón-no le dije el nombre, con la suposición de
que sería ella la que me preguntaría quién era aquél cantante del que estaba
hablando yo.
-Y, ¿se puede saber quién es ese
cantante que mencionas? No quiero ser cotilla pero me gusta saber la opinión de
la gente sobre la música.
-Pues… No sé si lo conocerás. Es
jovencillo y se ha hecho famoso hace unos meses. Se llama Pablo Alborán.
El gesto de su cara cambió justo cuando
pronuncié aquellas palabras. Se quedó inmóvil ante aquél nombre.
-¿Has dicho Pa…Pablo Alborán…?-me dijo
ella, intentando evitar tartamudear, pero sin conseguir su objetivo.
-Sí, ¿lo conoces? Parece que te ha
afectado el nombre, la verdad…
-Bueno es que… Es una historia muy
larga…-ella parecía asustada por contarle alguna historia de su vida a una
desconocida, y sabía que tenía que ganarme su confianza, y la notaba tensa, muy
tensa.
-Bueno, tenemos tiempo, así que si
quieres dos oídos que te escuchen, ya sabes…
-Pues es que tampoco es nada del otro
mundo… Yo soy malagueña de nacimiento. Llevo algunos años viviendo aquí pero
siempre que puedo intento ir a mi tierra natal, a mi Málaga.
-Yo no he estado nunca pero me gustaría
ir. Por lo que me han dicho es un lugar muy bonito, que transmite mucha energía
-no sabía ni lo que estaba diciendo, pero estaba haciendo lo posible y hasta lo
imposible para intentar ganarme más su confianza y así poder sacar todo lo que
tuviera dentro.
-Verás, la cosa es que, hace cosa de
unos meses, conocí a Pablo en persona. Pero no como cantante, sino como
cualquier chaval malagueño que ves por las calles y te saludas.
Cada vez me sentía más cerca de
conseguir mi objetivo y así destapar todo lo que estaba ocurriendo.
-Pues eso –prosiguió ella-, empecé a
hablar con él y tal e hicimos buenas migas, pero él tenía novia en aquél
momento y no quiso nada. Pero hace cosa de unas semanas, volvió a Málaga y nos
volvimos a reencontrar. Me dijo que había tenido problemas amorosos y que por fin
se había abierto al amor.
Yo me sentía terriblemente mal, me
estaba muriendo por dentro, pero sabía que tenía que ser fuerte para poder
escuchar y saber todo lo que aquella víbora me estaba contando.
-Claro, y entonces fue donde caíste
rendida a sus pies…¿no?-le pregunté yo, intentando mostrar normalidad.
-Más o menos. Una noche nos encontramos
mientras estábamos de fiesta y copita por aquí, copita por allá, acabamos besándonos
en la playa, pero al día siguiente actuamos como si nada hubiera pasado. Ya
sabes, cosas del alcohol…
-Bueno, bueno… Pero no me dejes así
hombre, sigue contando anda, que yo te escucho.
-Pues verás, lo que ocurrió fue que,
empezamos a salir, pero nuestra relación solo duró un breve periodo de tiempo
porque él volvió a su vida normal y me dijo que estaba enamorado de su novia,
que por cierto, arrancaría los pelos por haberme robado a Pablo.
En ese momento no sabía qué decir. Tenía
las manos sudorosas y no hacía más que negar con la cabeza.
-Y claro, pues yo ahora he vuelto aquí
porque sé que su chica también vive aquí, por lo que puedo estar más cerca de
Pablo, y voy a hacer todo lo posible para volver con él, es más, sé que lo voy
a conseguir.
Yo parecía estar blanca, muy blanca.
-Oye,
¿estás bien? –me preguntó ella.
-Gracias por abrirme los ojos.
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¡HOLA LECTORES! Bueno, espero que leáis esta dedicatoria porque es muy importante para mí. Ante todo daros las gracias por acompañarme en un capítulo más y después explicaros el motivo de esta dedicatoria.
A ver, todos sabemos que a veces es imposible hacer algo si no te sale de dentro, ¿Verdad? Pues para el que no lo sepa, con la escritura pasa lo mismo: hay días en los que te sale de todo, y hay días en los que no te sale NADA. Y en los días en los que no me ha salido nada, ha estado una persona llamada Vero, a la que conoceréis por el twitter @PAlboranFansAb o, su twitter personal @Vero_5193 (¡SI NO LA CONOCÉIS SEGUÍDLA!). Pues Vero, ha estado ahí en cada momento en el que no me venía la inspiración y, quiero deciros que, sin ella, este capítulo no hubiera sido posible, ya que ha sido ella la que me ha dado el argumento para llevarlo a cabo. Así que, si os ha gustado el capítulo, hacedme el favor de visitar su blog ( noomasbesosalalba.blogspot.com) y hacérselo saber a ella, para que vea lo mucho que vale y lo mucho que se merece.
¡GRACIAS A TOD@S POR VUESTRA ATENCIÓN!
¡Nos vemos por twitter! Recordad, soy @OlatzAlboran
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