domingo, 1 de abril de 2012

17. UN FUTURO JUNTO A TI...


Entregué el examen casi en blanco… Con todo lo que había pasado no era capaz de concentrarme en lo que tenía que hacer. Llegué a casa sin ganas de nada, muy cansada por el madrugón que me había pegado, incluso iba con la clara idea de meterme en la cama en cuanto llegase.
         Antes de cruzar la puerta que conducía al salón, escuché unos acordes que nunca antes había escuchado de las manos de Pablo. Confirmado, aquella canción era totalmente desconocida. No sé el por qué, pero aquella melodía me hizo sentirme fuerte, y ser capaz de afrontar lo que estaba pasando.
         -Buenas-le dije yo entre bostezos.
         -¡Hey! Por fin has vuelto. ¿Qué tal el examen?-me dijo él con una sonrisa en la cara, mientras dejaba la guitarra.
         -Pues bueno, sin comentarios… Por cierto, ¿qué canción estabas tocando? No me sonaba de nada…
         -Ya hablaremos luego de eso. Pero, ¿qué ha pasado con el examen? Si lo tenías bien estudiado, ¿no?- se le veía preocupado por mí.
         -Sí, pero no sé…Serán los nervios…- quería disimular al máximo el dolor interno que sentía en ese momento.
         -¿Estás bien? Te noto como triste… Sabes que estoy aquí para lo que sea, ¿no?- acto seguido me abrazó.
         Yo en aquél momento no quería sus abrazos. Me había hecho daño y eso no podía perdonárselo tan fácilmente. Pero la sensación que me recorría el cuerpo cada vez que lo tenía pegado a mí era inigualable. Era increíble el poder enamoradizo de Pablo. Me transmitía toda su energía positiva, todo su amor, toda su dulzura y pasión. Pero, a decir verdad, necesitaba sentirlo a mi lado.
         -Pablo, me voy a ir a la cama que no me encuentro muy bien…
         -Yo también estoy algo cansado, la verdad… ¿Te importa si nos acostamos los dos?
         -Claro que no, vamos.
         Y así, nos fuimos a mi habitación. Me puse cómoda y me metí en la cama, y después llegó él. Esta vez yo estaba mirando a la pared, de modo que él me tenía abrazada por la espalda.
         Aquél calor que lo caracterizaba, ahora me transmitía tristeza por todo lo que me había hecho y no era capaz de contarme. Es verdad que en el tiempo en el que estuvimos separados no hablamos casi, pero seguíamos siendo pareja en mi opinión…
         Nos despertamos a la hora de comer. Yo no dormí mucho y creo que, por la cara que tenía, Pablo tampoco. Es verdad que se tendría que sentir mal por verme así a mí y pensar que no tengo la suficiente confianza de contarme lo que me pasa. Pero a fin de cuentas… Él me está haciendo lo mismo y eso me mata poco a poco por dentro…
         Nos dimos un beso de buenos días y nos fuimos a preparar la comida.
         Mientras yo preparaba unos macarrones él se puso a preparar una pizza. En la cocina había un ambiente tenso y no muy agradable. Yo estaba callada en todo momento y él no quería romper aquél silencio.
         Me quitó el tenedor de la mano, me cogió de la mano y me giró hacia él.
         -Ahora en serio, ¿qué te pasa? Llevas todo el rato que hemos estado juntos rayada. ¿Me lo vas a contar de una vez?
         -No sé lo que pasa. Dímelo tú, ¿no?- tenía que intentar sonsacárselo, para ver que de verdad confiaba en mí.
         -¿Yo? ¿Qué he hecho yo? Me estás asustando…
         -¿Que qué has hecho? Te parecerá poco lo que hiciste cuando estuvimos juntos, ¿no? ¡Que lo sé todo, Pablo!
         -Pero… ¿Cómo… Cómo te has enterado?- estaba preocupado y, yo creo arrepentido, por lo que hizo.
         -Ayer os vi abrazados y hoy, cuando iba al autobus, me he encontrado con ella y me lo ha contado. ¿Eres capaz de negarlo?
         -No… Tengo que ser valiente. Es verdad que en aquél tiempo yo estuve muy mal y no fui capaz de levantar cabeza. Pero llegó ella y me ayudó en todo momento. Y sí, estuve con ella una noche, pero nada más. No pasó de ahí, y todo fue fruto del alcohol.
         -¿Te estás riendo de mí o algo por el estilo?- Pablo decía una cosa y aquella chica otra.
         -¿Cómo? Olatz, no sé lo que te habrá contado María pero no pasó nada más.
         -Ella me ha dicho que mantuvisteis una relación pero no salió bien porque tú querías volver con tu anterior novia, es decir, conmigo. ¿Lo vas a negar?- me sentía a punto de romper a llorar.
         -Sí, lo voy a negar porque eso no es verdad. No sé por qué te habrá mentido pero eso no es así, te lo prometo por mi vida.
         Yo me puse a llorar, no soportaba más aquella situación. Me sentía defraudada con Pablo, porque no pensaba que fuera capaz de hacerme algo así, no él.
         -No llores, por favor…- lo veía muy triste, casi llorando él también.
         -¿Que no llore? Cada día he soñado con un chico perfecto, con una relación perfecta con la que poder ser feliz. Cada mañana me levantaba pensando que aquél sería el día en el que ese chico perfecto llegara. Pero, en cambio, cada noche me acostaba con menos ganas de luchar por una relación. El último chico del que estuve enamorada fue Lucas. Pensé que viviríamos juntos una vida eterna. Sabía que por la distancia era muy difícil pero nosotros podríamos. Pero, en vez de eso, murió y me dejó sola y con un dolor en el corazón que ningún otro chico pudo curar. Luego, llegaste tú con tu música y me abristeis el corazón de nuevo. Me robaste el corazón y me hiciste esclava de tus besos, me haces sentir la necesidad de tus besos y ahora me vienes así. ¿Te crees que puedo estar feliz pensando en todo lo que me ha pasado? Justo en el momento en el que quería ser feliz junto a ti, superando todas las barreras que se interpusieran en nuestro camino, aparece ella y lo destroza todo con verdades, y duele, Pablo, duele mucho. Yo te conté todo sobre Dani, confiando en ti y en que pudieras perdonarme. En cambio tú no has tenido el valor de contarme toda la verdad, has estado escondiéndola hasta el último momento, y eso te ha causado problemas. ¿Qué puedes decir ahora?
         Yo estaba llorando mucho, como una loca, pero no podía aguantarme. Al verme así, y al oír tantas verdades, Pablo también rompió a llorar. Se apoyó en la pared y resbaló hasta sentarse en el suelo, con las rodillas dobladas y la cabeza entre ellas.
         -Lo siento mucho, y créeme cuando te digo que me arrepiento de lo que hice. En ese momento te echaba mucho de menos, hasta tal punto que pensé hasta dejar mi oficio para estar contigo, para poder despertarme junto a ti cada mañana. Necesitaba sentir el cariño de una mujer, por eso intenté acercarme un poco a María. Pero la cosa se me fue de las manos por cosa del alcohol y cometí una locura y sí, me lamento al haber hecho aquello, me siento horriblemente mal, de verdad. Te quiero demasiado como para perderte, pero he sido un cabrón y me merezco lo peor.
         -Te perdono.
         Él asomó la cabeza un poco, con la cara mojada de tantas lágrimas, y los ojos vidriosos y añadió:
         -¿Qu…qué?
         -Que te perdono…- continuaba llorando como una loca.
         Me acerqué a él, le di la mano para que se levantase y lo abracé con todas mis fuerzas. Sentirme a su lado me hacía olvidar todo lo malo que había vivido y volver al presente que estaba viviendo junto a Pablo.
         Entre sollozos él añadió:
         -Quiero un futuro junto a ti.
         -Eres como un sueño…

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